Los Asistentes a la ruta de la Muralla Cristiana vivieron unos momentos inolvidables.
Todos esperaban el momento en que apareciese San Isidro para guiarles a través de las calles y plazas de su barrio, y vaya si lo hizo.
Sacó a relucir todo su repertorio y sin duda logró el milagro más bello, que todos nuestros ruter@s riesen y se lo pasasen en grande al escuchar lo que iba contando.
Nos ha prometido que volverá cuando le reclamemos nuevamente porque para él ha sido una experiencia «mística».
Y por supuesto, muchas gracias a todos los asistentes porque sin vosotros nada de esto podría haber sido posible.
Un fuerte abrazo a tod@s.