En nuestro post de hoy queremos presentaros la última propuesta de una empresa que ha sabido adaptarse al medio y que evoluciona diversificando, nos referimos a BLOOM de Salvador Bachiller, pero antes vamos a conocer un poco de su historia.
La empresa Salvador Bachiller nació en los años 40 dedicada en un principio a la venta de artículos de viaje. En los 70 amplían sus colecciones e introducen bolsos y complementos de piel, hasta que poco a poco su variedad y colorido comienzan a crecer también con sus tiendas. En la década de los 80 inician su expansión internacional, continuando con un crecimiento paulatino pero mesurado.
Obvia la publicidad televisiva, no busca una expansión a cualquier precio, cree en sus productos y en su forma de hacer empresa, algo esencial para que 75 años después esta marca siga creciendo y marcando estilo.
Su marca despunta en el mercado nacional en la venta de bolsos, calzado masculino y femenino, carteras, monederos, guantes, cinturones y maletas; todo ello con una excelente calidad, exclusividad y variedad, con colecciones y diseños para todos los gustos y necesidades, pero esto no es todo, porque desde hace más de una década ha sabido aprovechar mejor los privilegiados espacios de sus tiendas, incorporando gastrobares con diseños muy peculiares que los convierte en lugares muy especiales.
En algunas de sus tiendas en las que por espacio lo permitían, han ido abriendo salones de té, lunch-bar, cocktelería y restaurante dentro de espacios exclusivos con decoraciones diversas que sin duda llaman la atención.
Quizás el más conocido de todos sea El Jardín Secreto situado en la calle Montera, una pequeña pero maravillosa terraza que invita a recrearse en ella y disfrutar sin hora.
Pero no es el único, también podemos visitar otros coquetos gastrobares de la marca como el Rincón Secreto en la calle Goya.
El original, peculiar y selvático Invernadero en Gran Vía
O su última apertura, Bloom en Argüelles, del cual os vamos a hablar a continuación. Por favor, bajad su peculiar escalera florecida para conocerlo.
Como en sus predecesores, este espacio en el barrio de Argüelles tiene cierto aire clandestino (para acceder a ellos ha de hacerse a través de la tienda, no tienen ningún tipo de cartel ni entrada a pie de calle), un cuidado interiorismo, diseñado por la propia firma, y una oferta gastro que cubre todos los momentos del día y a precios asumibles. Esto no se traduce en que cada uno de los locales no tenga su propia personalidad; es más, Bloom es totalmente diferente a los demás tanto por su ambientación, un oasis floral que transmite romanticismo por todos lados, como por su carácter polivalente, igual nos vale para un desayuno convencional una mañana de laborables como para la cena de amigos el fin de semana.
El espacio, que cuenta con dos plantas, ha sido concebido como un jardín repleto de flores en el que impera el rosa y los tonos pastel. La primera planta, a pie de calle, simula una terraza cubierta con verjas a la calle (solo se puede acceder por aquí en horario de cenas, una vez haya cerrado la tienda), mesas de jardín, un columpio (en el que también nos podemos sentar a tomar algo) y suelo de madera entre el que se han insertado mosaicos de rosas, hortensias y peonias, las mismas flores que cubren las paredes de esta sala exterior.
Pero lo mejor está por llegar, concretamente al bajar unas escaleras cubiertas de flores de cerezo y cuyos peldaños forman un gran mosaico con tacitas de té. Ante nosotros una gran sala también llena de flores y árboles con lucecitas amarillas, dividida en diferentes estancias en torno a un templete central con un majestuoso cerezo en el interior. También cuenta con un reservado para celebraciones y eventos privados con una cúpula acristalada que, como el resto de las salas, nos recuerda al característico estilo de las casas de campo inglesas.
¿Y qué decir de la propuesta culinaria?, pues que cumple con el guión, sin espera de grandes algarabías pero con el atractivo y calidad suficientes para que salgamos satisfechos con la experiencia. Para ello han compuesto un menú formado con platos con un marcado carácter casual, algunas recetas internacionales y unas estimables opciones healthy con las que contentar a todo tipo de público. En el primer grupo se encuentran la Hamburguesa Gourmet, con carne Wagyu, queso y cebolla caramelizada que llega en un fino y crujiente pan de cerveza y acompañada de patatas caseras, o la Pizza Italiana, con base de masa madre, mozzarella, mortadela y corazón de alcachofa.
En cuanto a los platos del mundo, debe ser obligada la Tempura de langostinos tigre, con una adictiva salsa picante, aunque tampoco desmerecen los Nachos Bloom, con salsa de mozarella de bufala, remolacha, lima, alcaparras y piparras. Y, los que prefieren alimentarse a base de platos más ligeros y saludables, cuenta con un notable Tartar Vegano (remolacha, aguacate y manzana) o diferentes Buddha Bowls, con todo tipo de ingredientes para elaborar al gusto, terminando con la Cheescake Triple Chocolate que redondea una comida excelente.
Comentario a parte merecen los cockteles, porque pueden llegar tanto encerrados en una jaula, como Mi lindo pajarito (licor de almendras, licor de cassis, ron oscuro y jugos de lima y piña), como en un globo terráqueo, tal y como sucede con I’m on the top of the world, que incluye un grifo dispensador para ir sirviéndose el combinado uno mismo. La carta, que contiene algunas opciones sin alcohol, incluye ilustraciones y composición de cada uno de ellos para que te sea más fácil elegir.
En resumen, un conjunto lleno de atractivos al alcance de todos que nos permitirá pasar un rato francamente agradable, ¿a qué esperar para conocerlo?
Un lugar fantástico y romántico