Pues si la primera ruta que hicimos fue increíble, qué decir de la segunda Ruta de las Antenas, pues que fue un auténtico placer compartir el día con tod@s l@s que nos acompañasteis.
El campo estaba fantástico y el día, aunque algo difícil, aguantó para salvaguarda las más divertidas fotos, los aperitivos y la comida.
Y es que hacerse una rutita campestre en primavera es sinónimo de disfrute, de relax, de pasarlo bien y de olvidarse de todo aquello que no nos agrada. Si encima no es demasiado larga y bastante fácil…pues miel sobre hojuelas que diría mi abuela.
Oye, que si encima te ponen una comida de lujo acompañada de postre, café y copilla, esto empieza a tener tintes de día perfecto, peeero aún quedaba el último lugar para rematar la faena, nuestro chill out playero particular.
Nuestro mar particular nos esperaban para regalarnos una tarde estupenda que sirviese como colofón perfecto para un día de alucine en la mejor compañía, vosotr@s.