Dentro de nuestro monográfico dedicado a los reyes de España, no podía faltar aquella en la que durante su reinado se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino, como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), el descubrimiento de América (1492), la creación de la Santa Hermandad (1494), la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de muerte o expulsión.
Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451 – Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castilla desde 1474 hasta 1504 y reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479.
Se casó en 1469 con el príncipe Fernando de Aragón con el cual llevaba comprometida desde los 3 años y eso a pesar de que la quisieron casar con bastantes pretendientes por intereses y alianzas pero con ninguno de ellos consintió hacerlo salvo con Fernando.
Del matrimonio de Isabel y Fernando nacieron 5 hij@s, entre las que destacan Isabel (reina de Portugal), Juana I de Castilla (reina de España) y Catalina (reina de Inglaterra al contraer matrimonio con Enrique VIII).
Isabel y Fernando se hicieron con el trono tras una larga lucha, primero contra el rey Enrique IV y de 1475 a 1479 en la Guerra de Sucesión Castellana contra los partidarios de la otra pretendiente al trono, Juana.
Es conocida como Isabel la Católica, título que les otorgó a ella y a su marido Fernando el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496. Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.
Isabel fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Instruyó a sus hijos en que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo. Les llevó consigo durante las campañas militares, pero también veló siempre por su bienestar.
Una anécdota sobre su temperamento y su sentido de la realeza tan particulares. «Estando Fernando el Católico jugando a los dados con su tío, el almirante de Castilla, éste le ganó la partida. Eufórico gritó “¡te he ganado!”, e Isabel, que estaba presente, le recriminó sus palabras diciendo que así no se hablaba al Rey. El Almirante respondió que en aquellos momentos no hablaba con el Rey, sino con su sobrino, y la Reina le replicó que “el Rey no tiene parientes ni amigos, solamente súbditos”.
Además Isabel fue la precursora del Hospital de campaña, al hacerse acompañar de personal médico y ayudantes para atender a los heridos en el campo de batalla.
Isabel enfermó de un cáncer de útero que la llevó a la tumba, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, bien segura de su próximo fin. Consciente, pidió la extremaunción y el Santísimo Sacramento.
Falleció poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504, en el Palacio Real de Medina del Campo (Valladolid). Está enterrada junto a su marido Fernando en la Capilla Real de Granada.